Gonzalo Suárez, consultor político y economista.

En uno de esos días de confinamiento por la pandemia, los sonidos urbanos, esos a los que habitualmente les hemos perdido la atención por lo abundantes que suelen ser, eran menores ese día. Algunos pájaros cantaban aquí y allá. Un sonido de un motor grande, lejano, tal vez en una de las avenidas. En realidad, había poco movimiento. Escuchamos unas campanillas que se acercaban. Era el camión de los “Helados Chalco”. Famosos por sus fresas con crema y sus helados artesanales de sabores especiales como el de mango chamoy.

Ese martes, salimos a su encuentro, pero no lo alcanzamos. Porque desde que lo identificamos, nos sanitizamos las manos, nos pusimos el cubrebocas... Hasta nos cambiamos la pijama por ropa de calle... Y nos pusimos los zapatos... Se había ido.