Sánchez
ha comprado el voto favorable de los diputados de ERC con una ley de amnistía que consagra la total impunidad de los independentistas, el traspaso integral de la red de Cercanías y la condonación de 15.000 millones de deuda. Han conseguido una gran victoria. Junqueras fue muy claro: «quien gana es Cataluña», aunque realmente son ellos. Estamos ante uno de los actos más indignos de la Historia de España. Ahora falta conocer el precio de Puigdemont, ya que
la reunión de la cúpula de Junts en Bruselas finalizó sin ningún acuerdo. Como ERC se ha adelantado, los conmilitones del fugado de la Justicia necesitan pillar algo para mostrar que saben negociar. El acuerdo fue firmado de forma solemne entre Junqueras, condenado por sedición y malversación de fondos públicos, y Bolaños, ministro en funciones de la Presidencia, que es la figura política más importante del ejecutivo después de Sánchez. Entre las cesiones están, además, la creación de una comisión para «saquear» los bienes inmuebles del Estado y cederlos a la Generalitat. Otro aspecto muy importante es que la inversión pública programada en Cataluña se tendrá que ajustar «a la proporción de la economía de Cataluña en el conjunto del Estado medido en términos de PIB nominal».