Pablo Mena es un médico especialista colombiano que decidió migrar profesionalmente hacia el espacio de cannabis medicinal, luego de más de 20 años de profesión en Ortopedia y Traumatología.

Una decisión que cataloga como polémica, pero que luego de cinco años de estar prescribiendo cannabis medicinal la considera la más acertada.

Mena, padre de dos, es uno de los casos interesantes que la industria del cannabis está brindando. Este médico de profesión, junto con sus socios, tiene una integración en la cadena de valor del cannabis que va desde la siembra, pasando por la formulación, consulta médica y prescripción del producto.

Aunque en otros países este tipo de integración no es común, Colombia está dando pasos que podrían significar más novedades en el marco del cannabis medicinal.

Mena considera que una de las principales razones por las cuales los médicos en Colombia no se atreven aún a prescribir cannabis medicinal es la falta de estudio sobre el sistema endocannabinoide.

Este sistema, que está presente en todos los vertebrados, es el encargado de interactuar con los fitocannabinoides que tiene la planta del cannabis. Al sistema endocannabinoide se le atribuye la capacidad de regular estados importantes del cuerpo humano, entre ellos, el balance integral del cuerpo humano que genera bienestar general o homeostasis.

En la parte empresarial; este médico dice que hay tres condiciones que se deben cumplir para que un producto o empresa cannabica pueda tener éxito. Mena se refiere a que las personas que estén interesadas en ingresar a esta industria con un producto cannábico deben poner extrema atención en la trazabilidad de los productos, los métodos de cultivo y finalmente la extracción del producto que será consumido por los pacientes.

Sin embargo, el médico empresario dice que todo tiene sentido cuando se pone primero a los pacientes. En esto gira el concepto de su marca, expresa.

Colombia acaba de hacer una reforma legal que permitirá que los productores puedan exportar flor seca de cannabis, una labor que demanda controles de calidad muy exigentes a escala mundial; pero además una consistencia impecable en la potencia de la flor de cannabis.

Pero Mena considera que otras actualizaciones de la legislación, como por ejemplo, el hecho que de derivados del cannabis puedan ser agregados a comestibles; por ejemplo, es algo que no se debe ver de menos en el mercado interno.

Sin duda, Colombia es uno de los países suramericanos que está despuntando en la apertura y diversificación de la nueva industria del cannabis y con ellos Mena ve hacia el norte esperando que los países de Centroamérica y Estados Unidos puedan abrirse para entrar en esos apetitosos mercados.