La guerra en el seno del gobierno de coalición ha alcanzado unos límites tan insospechados como incomprensibles. La última actuación de Podemos y el resto de los aliados ha sido tumbar el plan socialista para acelerar la reforma de la ley del «solo sí es sí». La imagen es deplorable, pero también muy perjudicial para Sánchez. España afronta dos citas electorales claves: las municipales y autonómicas de mayo y las generales de diciembre. Lo que ha sucedido este martes es lo que se puede esperar si se repiten los gobiernos de izquierdas. No ha sido culpa de «la coalición del miedo», como dice Sánchez en su inútil intento de descalificar al centro derecha, sino de sus infieles aliados. La reforma del texto legal es urgente, porque ha provocado un enorme número de reducciones de penas, así como excarcelaciones de delincuentes sexuales. Es cierto que el daño ya está hecho y no se puede revertir lo sucedido. Se aplicará la norma más favorable para el reo, tal como establece nuestro ordenamiento constitucional. Podemos, ERC y los bilduetarras actúan con absoluta indiferencia hacia las víctimas de la violencia machista. Es lo que muestra su obstruccionismo parlamentario.