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Como alguien que ha pasado por una recaída (la palabra que elijo para describir mi experiencia de beber alcohol después de un período de abstinencia), puedo decirles por experiencia personal que no es fácil. No solo es físicamente agotador, sino emocionalmente agotador, empeorado por la vergüenza. Pero la verdad es que la recaída es increíblemente común: del 70 al 90 por ciento de las personas en recuperación experimentarán episodios de este tipo antes de poder permanecer sobrios durante un período prolongado. Entonces, ¿por qué nos da tanta vergüenza cuando nos pasa a nosotros?

Parte de esto podría ser la palabra "recaída" en sí misma. Implica una regresión total como si todo nuestro progreso se borrara y volviéramos al punto de partida. Pero ese no es el caso. Podemos mantener lo que aprendimos antes y podemos usar estas experiencias para nuestro beneficio en un futuro. Podemos aprender de esos eventos para comprender mejor nuestros disparadores, podemos construir nuevos caminos y podemos saber cuándo pedir ayuda.

Si estás tratando de dejar de beber, pero no puedes lograrlo, no significa que hayas fallado. Al igual que todas las grandes cosas, el éxito lleva tiempo y se basa en lecciones ganadas con esfuerzo.