Para nadie es un secreto que todos los días tomamos decisiones que paso a paso van estableciendo nuestro destino. Por tal razón, te invito a que conmigo imploremos la dirección del Señor en oración. Nuestro diseñador, creador y formador conoce a perfección nuestro fin y es él quien sí puede llevarnos a consumar nuestro propósito de bendición. él tiene pensamientos de bien y no de mal, pues solo el señor es la Fuente inagotable de todo lo bueno; así que es imposible que Él se equivoque. Encomendemos al Señor nuestro camino para que sea Él quien haga a través de nosotros y sea manifiesta su gloria; porque todo lo que hagamos y logremos bajo otro señorío será vano, perecedero, intrascendente y carente de satisfacción.

Permíteme al estilo del siervo de Saúl antes de ser nombrado el primer rey de Israel, cuando salió a buscar las asnas perdidas de su padre, antes de tomar la decisión de regresar sin éxito, motivarte a consultar al Señor. Te aseguro que encontrarás más de lo que saliste a buscar, pues Saúl quien andaba buscando asnas terminó encontrando el reinado.

Ahora bien, no te hablo de conformarte con recitar el Salmo 25 que es el fundamento de esta publicación, un cierto número de veces o solo escuchar el audio que te comparto a continuación. Este solo sería el primer paso de los cuatro que hemos venido aprendiendo con la mujer del flujo de sangre a través de estas meditaciones:

•Oír.
•Meditar.
•Hablar.
•Accionar.

Te invito a levantar la mirada más allá de la realidad circunstancial que nos envuelve y que tampoco vamos a negar, porque no es de allí de donde viene nuestra ayuda sino del Señor quien hizo los cielos y la tierra.

Si bien el ejército del mismo Saúl tiempo después cuando fue rey, no podría negar que delante tenía a un gigante armado hasta los dientes, desafiándolos día y noche y quien solo con su apariencia y amenazas los tenía paralizados a causa del temor. Tenemos que recordar que ese mismo ejército dio cuenta de sus adversarios, cuando un pastor de ovejas llamado David sin experiencia militar, pero entrenado por el mismo señor de los Ejércitos, irrumpió en el escenario y decapitó al gigante sin tener espada.

Aparentemente David no estaba haciendo nada mientras cuidaba las ovejas y meditaba deleitándose en el Señor; pero ciertamente, él estaba haciendo lo más importante; porque si las palabras de Goliat habían despertado un espíritu de temor paralizante en el rey, y todo su ejército. Las Palabras del Señor en el pastorcito, lo habían saturado de su Espíritu. Recordemos que en reiteradas ocasiones, el Eterno ha dejado en claro que no se trata de nosotros sino de Él en nosotros.

De la abundancia de nuestro corazón hablará nuestra boca. Quizás podamos intentar entrenar nuestra lengua, pero en la crisis ella manifestará lo que hemos atesorado en nuestro corazón.

La meditación nos permite asimilar el espíritu de las palabras que escuchamos. De manera que, debemos estar atentos no solo a lo que escuchamos sino a aquello en lo que nos quedamos meditando, porque conforme al espíritu que absorbamos no solo hablaremos sino que Este o estos, determinarán nuestras acciones.

En el salmo 25 el salmista no solo pide la dirección del Señor sino que implora por protección y perdón. Esto para abrirnos los ojos al mundo espiritual donde nuestros enemigos jerárquicamente organizados, maquinan planes saturados de odio mortal. Planes evidentemente de mal que ejecutarán mientras esos otros señores tengan derecho legal. Por esa razón el salmista apela al amor de Dios que para nosotros hoy es expresado en Jesucristo en quien tenemos perdón de todos nuestros pecados. Solo en Jesucristo Dios anula el documento de deuda que hay en nuestra contra y que nos obliga a continuar siendo esclavos. de estos verdugos que nos confunden, engañan y atormentan.

Solo Dios puede despojar de su poder a todos estos seres espirituales que tienen potencia y autoridad y solo por medio de Cristo es que los humilla públicamente, llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso.

Busquemos al Señor en oración y permanezcamos en su presencia, en constante comunión. Las circunstancias perseverarán en retenernos para someternos en la cárcel de la realidad. La buena Noticia es que ahora en Cristo tenemos una mejor opción y es, acceder a la verdad.

Unidos a Cristo somos nuevas personas, las cosas viejas pasaron y todo es hecho nuevo. La misma Palabra que sacó a la tierra del caos en el que estaba realmente sumergida(Génesis 1: 2) para transformarla en un paraíso; es decir, Cristo, está aquí para transformar tu realidad y la mía en todo lo bueno que el Señor pensó; pero que requiere como en ese momento que sea hablada y por lo tanto manifestada.

Libres del peso del pecado, depositemos en el toda nuestra confianza y esperanza. Postrémonos con humildad para que guiados y encaminados en su verdad accedamos a toda su bondad.

Solo por Él podemos volver en sí, pues el verdadero problema siempre ha estado dentro, en nuestros pensamientos, que ahora son limpiados y renovados por sus palabras. Solo él nos puede introducir en la “Tierra de las Promesas” donde ya no comeremos basura ni beberemos hiel; pues esta nueva tierra fluye leche y miel. Ya no comeremos el pan con escasez porque en la casa del Padre hay abundancia de alimento.