Juan 11:3
Las dos hermanas mandaron a decirle a Jesús: «Señor, tu amigo querido está enfermo».
La gran mayoría de las veces nos desilusionamos de las personas, porque no cumplen nuestras expectativas. Vivimos opinando de cómo las otras personas deberían vivir su vida, gastar su dinero, usar su tiempo, incluso en el mundo cristiano, cómo los otros deberían vivir su fe.
No es muy diferente en la vida matrimonial, siempre estamos tratando de cambiar al otro, lo intentamos de todas formas y en definitiva estamos esperando que las personas actúen como nosotros pensamos que deberían actuar. Tenemos la tendencia de minimizar el problema del otro en comparación al nuestro.
El gran error es que podemos llegar a pensar que Jesús vino a la tierra para cumplir nuestras expectativas y eso sería muy frustrante. Pero llegar a pensar que el propio Jesús nos puede desilusionar, es algo que nunca consideramos. Lo normal sería lo contrario, que Dios cumpla tus expectativas. Cuando tú, no cumples las expectativas de las personas, lo más probable que sucederá, es que terminen alejándose de ti.
¿Es malo tener expectativas? Claro que no¡¡¡, lo complicado es cuando esas expectativas están puestas en otra persona.
Hay una máxima que encontré muy buena: “Un profesional supera sus propias expectativas, esas que nadie le impone y en lo general son altas”. Tu y yo podemos intentar superarnos y tener una expectativa de lo que nos gustaría alcanzar.
Los periodistas usan mucho la expresión “La afición espera que ese jugador cumpla con las expectativas”
Y podemos pensar, sin error ninguno: “No solo la afición, también su equipo esperará que cumpla con las expectativas, y su Mánager, y por supuesto la Junta Directiva y los Accionistas”. Sobre todo, los accionistas, ellos quieren rentabilidad.
El gran propósito de la venida de Jesús a la tierra, no era cumplir tus expectativas, y las demás personas también no han venido a la tierra a cumplir tus expectativas. No tenemos conjugue, ni hijos, ni parientes, ni amigos, ni relaciones para cumplir mis propias expectativas