SORPRENDIDO POR DIOS
Jul 14, 2020 ·
9m 37s
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Description
5 Cuando Jesús pasaba por allí, miró hacia arriba y le dijo: —Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que quedarme en tu casa. Lucas 19:5 NVI Para el judío...
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5 Cuando Jesús pasaba por allí, miró hacia arriba y le dijo:
—Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que quedarme en tu casa. Lucas 19:5 NVI
Para el judío en tiempos de Jesús, de los personajes despreciables que podían ser parte de la sociedad en que vivía, ninguno era tan odioso como el cobrador de impuestos. El cobrador de impuestos tenía tres características por las cuales era particularmente repugnante:
1) colaboraba con el enemigo que ocupaba Israel,
2) permanentemente estaba en contacto con los gentiles y
3) era notablemente corrupto en la administración de las riquezas.
Zaqueo, en su rol de jefe de publicanos, no solamente cobraba impuestos, sino que también recibía un porcentaje de la recaudación de sus empleados.
Imagina lo que debe haber sido la existencia de este hombre. Cuando caminaba por las calles muy pocos le saludarían; muchos le insultaban. Le estaba prohibido entrar y participar de la actividades de la sinagoga. Sus vecinos seguramente lo ignoraban. Donde quiera que fuera tendría abundantes evidencias de que era considerado un enemigo público.
Cuando pienso en Zaqueo y que subido al árbol, no puedo evitar la imagen de miles de aficionados que se juntan a la entrada de un lugar en donde abra algún buen espectáculo. Cada uno de ellos espera poder ver, fugazmente, a sus actores o actrices favoritos o a sus deportistas favoritos. Ese es su sueño y por ello están dispuestos a tolerar horas de espera y la incomodidad de estar parados junto a una multitud de otros con aspiraciones similares. Al llegar los famosos, pueden verlos durante los breves quince segundos que tardan en bajar del automóvil y entrar al edificio.
Si pudiéramos hablar con cualquiera de estos aficionados, ninguno de ellos nos diría que tienen esperanza en que alguno de estos personajes se detenga para saludarlos. Para los famosos, las personas de la multitud ¡no existen! No tienen el menor interés en conocerlos. Están muy intoxicados con su propia grandeza como para mirar hacia los costados. Así también Zaqueo -a quien absolutamente nadie prestaba atención- no tenía más esperanza que simplemente ver a Jesús; jamás imaginó que Jesús se podía fijar en él. Si al nivel del piso nadie lo miraba, ¡mucho menos arriba de un árbol!
Imagina, entonces, cuál debe haber sido el impacto en su vida cuando Jesús se detuvo y le habló por su nombre, escogiendo su casa como el lugar para detenerse a descansar. ¿Ha de sorprendernos que Zaqueo se haya convertido? Ni en sus más alocados sueños se le podría haber ocurrido a este hombre que Jesús lo miraría. ¡Y ni hablar de la posibilidad de ser visitado por él! Así es nuestro Dios. Él supera nuestros más alocados sueños, irrumpiendo en nuestras vidas de la manera más increíble y prodigiosa. Su accionar es insólito. ¡Y qué maravillosa sensación de asombro sentimos cuando nos sorprende!
Para pensar:
20 Y ahora, gloria sea a Dios, que puede hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o pensamos, gracias
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—Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que quedarme en tu casa. Lucas 19:5 NVI
Para el judío en tiempos de Jesús, de los personajes despreciables que podían ser parte de la sociedad en que vivía, ninguno era tan odioso como el cobrador de impuestos. El cobrador de impuestos tenía tres características por las cuales era particularmente repugnante:
1) colaboraba con el enemigo que ocupaba Israel,
2) permanentemente estaba en contacto con los gentiles y
3) era notablemente corrupto en la administración de las riquezas.
Zaqueo, en su rol de jefe de publicanos, no solamente cobraba impuestos, sino que también recibía un porcentaje de la recaudación de sus empleados.
Imagina lo que debe haber sido la existencia de este hombre. Cuando caminaba por las calles muy pocos le saludarían; muchos le insultaban. Le estaba prohibido entrar y participar de la actividades de la sinagoga. Sus vecinos seguramente lo ignoraban. Donde quiera que fuera tendría abundantes evidencias de que era considerado un enemigo público.
Cuando pienso en Zaqueo y que subido al árbol, no puedo evitar la imagen de miles de aficionados que se juntan a la entrada de un lugar en donde abra algún buen espectáculo. Cada uno de ellos espera poder ver, fugazmente, a sus actores o actrices favoritos o a sus deportistas favoritos. Ese es su sueño y por ello están dispuestos a tolerar horas de espera y la incomodidad de estar parados junto a una multitud de otros con aspiraciones similares. Al llegar los famosos, pueden verlos durante los breves quince segundos que tardan en bajar del automóvil y entrar al edificio.
Si pudiéramos hablar con cualquiera de estos aficionados, ninguno de ellos nos diría que tienen esperanza en que alguno de estos personajes se detenga para saludarlos. Para los famosos, las personas de la multitud ¡no existen! No tienen el menor interés en conocerlos. Están muy intoxicados con su propia grandeza como para mirar hacia los costados. Así también Zaqueo -a quien absolutamente nadie prestaba atención- no tenía más esperanza que simplemente ver a Jesús; jamás imaginó que Jesús se podía fijar en él. Si al nivel del piso nadie lo miraba, ¡mucho menos arriba de un árbol!
Imagina, entonces, cuál debe haber sido el impacto en su vida cuando Jesús se detuvo y le habló por su nombre, escogiendo su casa como el lugar para detenerse a descansar. ¿Ha de sorprendernos que Zaqueo se haya convertido? Ni en sus más alocados sueños se le podría haber ocurrido a este hombre que Jesús lo miraría. ¡Y ni hablar de la posibilidad de ser visitado por él! Así es nuestro Dios. Él supera nuestros más alocados sueños, irrumpiendo en nuestras vidas de la manera más increíble y prodigiosa. Su accionar es insólito. ¡Y qué maravillosa sensación de asombro sentimos cuando nos sorprende!
Para pensar:
20 Y ahora, gloria sea a Dios, que puede hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o pensamos, gracias
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Author | IGLESIA DE CRISTO EN CD.JUAREZ |
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