Un día a la vez

Al final de tu vida lo más importante que te vas a llevar son los vínculos que llegaste a formar, los corazones que tocaste y las experiencias que viviste.
Los obstáculos que superaste a pesar del miedo, cuando te atreviste a ser auténtico a pesar del rechazo y del que dirán.
No importa cuántas veces te hayas caído, lo único que importa es que tuviste el coraje y las agallas para volverlo a intentar.
Si tienes la disposición para cambiar y das un paso, surge una danza cósmica que conspira para colocarte todo el escenario.
Y sucederá cuando tenga que pasar.
No te aferres.
Disfruta el proceso.
No esperes a mañana para decir un te quiero y me importas.
Y esto no es un simple y cursi mensaje motivacional.
Voltea a ver tu vida y pregúntate si estás en tu mejor versión o estás aplicando la ley del mínimo esfuerzo.
Sé honesto contigo, nadie más ocupa saberlo.
En esta vida depende de ti si quieres ver un cambio.
Está perfecto si tienes una visión ambiciosa, pero ponte objetivos creíbles para tu cerebro.
Necesitas hackear tu mente con recompensas saludables.
Date todos los días una motivación para volverlo a intentar.
Ocupas entrenarte tantas veces hasta que formes talento neuronal.
Las investigaciones afirman que toma 21 días formar un hábito.
Comienza con algo pequeño.
Camina 10 minutos.
Posterga la comida chatarra para el fin de semana.
Al despertar dedica 5 minutos para meditar o hacer oración.
Llega puntual a tus citas.
Mándale un mensaje a tus padres o tutores.
Ve a checarte con el médico ese dolor que dejas hasta que ya no puedes más.
Pasea 10 minutos a tu mascota que te espera todo el día.
Lee 10 minutos.
Tiende tu cama.
Paga tus recibos a tiempo.
Se responsable de tu energía.
Haz 20 sentadillas.
Lo que sea importante para ti, hazlo, acciona.
Manifiesta lo que guardas en tu cerebro.
Decretar y hacer afirmaciones funciona,
si lo combinas con la acción.
Un día a la vez llegarás lejos.
Las distracciones están a la orden del día.
El sistema te exige que te mantengas fitness,
mientras te bombardea con publicidad con alimentos azucarados
que simplemente te hacen querer comer más,
para después mandarte con el doctor porque te enfermas.
Detente un momento y cuestiona absolutamente todo.
Somos esclavos de un sistema de creencias inculcado por una sociedad dominada por una minoría que tiene el poder.
Literalmente somos marionetas.
Pero es momento de despertar y tomar el control de nuestras vidas.
Empezando por entrenar nuestra mente y regular nuestras emociones.
No estamos muy lejos de cumplir características de una sociedad domesticada para no sentir las emociones como en el libro de Aldous Huxley “Un mundo feliz”.
Cuida el contenido que ves y escuchas.
Se tú, tu propia prioridad y establece límites sanos.
Ten esa conversación incómoda, no te quedes callado por el miedo a la soledad o la incertidumbre.
No solo vivas para existir, ten un motivo para vivir.
Despierta esa pasión por algo que ames hacer y si no sabes que es, dedica cada día para encontrarlo.
Conviértete en tu mejor versión, ámate a tal grado que ya no busques compañía, sino que solita la vida te llevará con alguien con quien la puedas compartir.
Y sobre todo cuando estés en la cima, puedas voltear abajo y jamás olvides de dónde vienes y puedas servir de inspiración.
Recuerda que en esta vida terrenal lo único seguro es la muerte física, pero la energía no muere solo se transforma.
Así que levántate y comienza a vivir.
Namaste