1Reyes-081 Guarda tu corazón
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Salomón eligió pedir sabiduría a Dios sobre cualquier otra cosa, lo cual agradó a Dios, quien le dio no solo la sabiduría para liderar al pueblo, sino también riquezas y...
show moreSalomón es el autor del libro de Proverbios, de Eclesiastés y el Cantar de los Cantares en nuestras Biblias, libros de sabiduría que siguen leyéndose y repitiéndose hasta hoy. La sabiduría que se presenta en estos libros tienen el sello de Dios, siendo parte de la Palabra inspirada por Dios.
Nos narra el capítulo 9 de Reyes que Salomón hizo pacto con Dios al acabar la obra del templo. El capítulo anterior narraba cómo Salomón había trasladado el arca del pacto que contenía las tablas que Moisés había recibido en Horeb, y la colocó en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.
Y nos dicen el versículo 11 que “la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.”
Tenemos documentada la oración del rey Salomón durante la dedicación del templo, de la cual quisiera leer una porción:
Dijo Salomón “delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo:
Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón; que has cumplido a tu siervo David mi padre lo que le prometiste; lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día.
Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: No te faltará varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden mi camino y anden delante de mí como tú has andado delante de mí.
Ahora, pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase la palabra que dijiste a tu siervo David mi padre.
Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?
Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti; que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar.” (8:23-29)
Salomón estaba dedicándose a sí mismo y dedicando al pueblo, rogando a Dios que pudieran mantener esta relación durante los años que seguirían.
Y lo precioso es que Dios le contestó, hablándole como le había hablado anteriormente y diciendo:
“Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.
Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel.
Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos los pueblos; y esta casa, que estaba en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?
Y dirán: Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal. (Reyes 9:3-9)
Nos cuenta el texto que Salomón se casó con la hija de Faraón para hacer alianza. Mas vemos en 1 Reyes 11:1-6 que tristemente
“El rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor.
Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.
Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre. ()
¿Cómo podía ser que el hombre más sabio de su época, aquel que había construido casa a Jehová, aquel que había hecho pacto con Dios de seguirle como lo había seguido su padre y Moisés, Josué y Samuel antes que él, pudiera desviarse hasta el punto de servir a otros dioses, dioses abominables a Jehová Dios?
Sin duda no fue de la noche a la mañana. Comenzó amando otras cosas más que a Dios. Este era el primer mandamiento que Dios había dado a su pueblo: Amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas. En su caso, amó a mujeres que no adoraban al Dios de Abraham, sino que seguían a otros dioses. Paso a paso, Salomón dejó de desear agradar a Dios, y su corazón comenzó a desviarse tras los dioses de aquellas a quien Salomón amaba.
Es curioso que fue Salomón el que escribió Proverbios 4:23 que dice “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida”
Salomón rompió el pacto con Dios y perdió la bendición de que su descendencia gobernara sobre todo el pueblo de Israel. Pero más importante, perdió una relación íntima con Dios durante una buena parte de su vida.
Si entendemos que el libro de Eclesiastés fue escrito al final de su vida, podemos disfrutar de la esperanza de que se arrepintió de haberse alejado de Dios y reflejó en el libro importancia sobre todas las cosas de “temer a Dios y guardar sus mandamientos” Y es que esto es el todo del hombre, y aquello que da vida.
Confía en Dios y síguelo, porque en hacer esto experimentarás vida verdadera. No te arrepentirás.
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Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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