Nos enfrentamos a una de las campañas electorales más atípicas de la historia de la democracia reciente. A pesar de que ha comenzado oficialmente hace solo unas horas, ha estado disputándose de manera oficial desde hace días en los platós de televisión, espacios transformados en mítines en los que los presentadores de radio y televisión se han convertido en protagonistas involuntarios. Sus preguntas o réplicas son examinadas con lupa y juzgadas al mismo nivel de los políticos. En el pódcast En la Sabana analizamos los motivos por los que la campaña electoral ha cambiado. El concepto clásico de entrevista está en declive, los mítines pierden fuelle y la tradicional pegada de carteles vive sus horas bajas, tal y como confirmó ayer la candidata de Sumar, Yolanda Díaz, en el Programa de AR. "No haremos pegada de carteles, tendremos una sorpresa en A Coruña". Para Fernando Garea, adjunto al director de EL ESPAÑOL, la clave es la polarización, ya que "se ha puesto en el centro de la campaña el papel de los medios y la credibilidad de los políticos". Además, considera que vivimos tiempos en los que "al periodista como mayor insulto se le llama equidistante". Verónica Crespo, doctora en Comunicación y directora de la revista de ACOP, cree que trasladar los mítines a los platós tiene la ventaja de "llegar a personas que jamás te escucharían si no fuera porque están viendo la tele". Además, señala que eso tiene un impacto "multiplicador en las redes sociales" que hacen de catalizador del contenido.