Cómo Holanda se convirtió en una potencia agroalimentaria
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Países Bajos se ha convertido en una de las mayores potencias mundiales en el sector agroalimentario. Este pequeño país, del tamaño de Aragón, exportó productos por valor de 95.600 millones...
show moreNi la pandemia, ni la crisis económica, han hecho descarrillar al campo holandés, que se consolida como el segundo más importante de mundo, solo por detrás de Estados Unidos.
Es cierto que una parte de esas exportaciones son alimentos que han sido importados previamente, debido a que es centro de distribución en Europa, pero las exportaciones netas siguen siendo las más elevadas de Europa.
Lo que sí ha pasado en el último año es que el volumen de las exportaciones caía ligeramente, aunque la subida de los precios compensaron las cuentas, permitiéndoles alcanzar cifras récord de nuevo, según un informe encargado por el Ministerio neerlandés de Agricultura, Naturaleza y Calidad de los Alimentos.
Las cifras son impresionantes. Las flores, plantas, bulbos y productos de vivero son los más importantes por valor de las exportaciones. Alcanzaron los 9.500 millones de euros. Se trata de un sector que se vio muy afectado por la pandemia durante los primeros meses, pero luego se recuperó con fuerza.
Teniendo en cuenta el valor de las exportaciones, los siguientes sectores más importantes son los de la carne, los lácteos, los huevos y las hortalizas. Todos estos segmentos de actividad vieron ligeramente reducido el valor de sus exportaciones. A continuación se sitúan las frutas, cuyos envíos al exterior se sí que se dispararon un 11%.
En cuanto a los destinos más importantes para sus productos, el más importante es Alemania, con diferencia. Le siguen Bélgica, Reino Unido y Francia. Dos tercios de la producción holandesa acaban en países de la Unión Europea. Pero en la clasificación ya asoma China, cada vez con más peso, sobre todo por el crecimiento de las exportaciones de leche en polvo para lactantes y de carne de cerdo.
¿Pero cómo han logrado los Países Bajos, con su pequeño tamaño, convertirse en una potencia agroalimentaria mundial? Solo se entiende gracias a los años de investigación y desarrollo de nuevas técnicas, al incremento de la inversión en I+D y a la aplicación de tecnología. Y la productividad se ha disparado.
Este espíritu innovador baña a todo el sector agroalimentario. Tanto que han desarrollado lo que se conoce como Food Valley, una especie de Silicon Valley de la agricultura, que cuenta con el respaldo de Universidad de Wageningen, una de las instituciones líderes en la investigación sobre tecnología agrícola.
Las regiones agrícolas de Países Bajos presentan una curiosa panorámica si se observan desde el cielo: los campos están cubiertos de modernos invernaderos. Reflejan la luz del sol por el día, y se iluminan por la noche.
Estos espacios de cultivo están climatizados, lo que permite que un país del norte de Europa sea una potencia mundial en el cultivo de patatas, cebollas, tomates o fresas.
Pero lo más importante es que el espacio que necesitan para producir frutas o hortalizas no es grande. Fijémenos, por ejemplo, en las fresas. Entre 2006 y 2017, el área de cultivo dedicado a esta fruta disminuyó considerablemente. Pero la producción aumentó casi un 50% durante ese periodo. Ahora casi todas las fresas se cultivan en espacios cerrados, ya sea en invernaderos o en politúneles, que son espacios en forma de túnel cubiertos de plástico o de cristal.
Y las fresas son solo un ejemplo. Lo mismo pasa con los tomates, las cebollas o las patatas. Gracias a estas innovadoras técnicas, el un metro cuadrado neerlandés produce el doble de patatas que en el resto de países de media. Así se ha convertido en el mayor exportador de patatas del mundo, mientras que España solo es el décimo.
Una de las claves es el uso de la iluminación LED, que permite el cultivo las 24 horas. Técnicas que usan una cantidad inferior de agua y productos químicos respecto a los cultivos tradicionales. Y los resultados son infinitamente superiores.
Para contrarrestar los suelos pobres, con pocos nutrientes, recurren al cultivo de plantas que actúan en simbiosis con ciertas bacterias que producen su propio fertilizante.
Pongamos otro ejemplo, los tomates. Producir un kilo de tomates en España necesita unos 60 litros de agua. En Holanda, con su tierra enriquecida, con el resto de sofisticaciones, solo necesitan 15 litros.
Estos cambios en la forma de trabajar empezaron a desarrollarse hace casi dos décadas. Varias organizaciones y el sector público lanzaron un programa agrícola bajo el lema 'el doble de comida con la mitad de recursos'. Y lo han logrado: producir mucho más con menos, y reduciendo el uso de pesticidas y fertilizantes químicos.
Otra pata del sistema holandés es la apuesta por la agricultura circular. Se encontraron que la agricultura, la ganadería y otros sistemas de producción estaban poco integrados. Los principios de la economía circular buscan aprovechar los desperdicios de una industria como materia prima de otros, además de reducir los desperdicios y mejorar la rentabilidad.
Por ejemplo, en Países Bajos han desarrollado el uso de los residuos de panaderías como alimento para aves. Algo parecido con el siempre polémico estiércol. Han desarrollado sistemas que permiten dividirlo en fracciones sólidas y líquidas, usando las primeras como abono, y las segundas se someten a un filtrado para obtener agua limpia. Algo que, además, permite reducir el volumen que se transporta, lo que abarata el transporte.
¿Y qué planes tiene el innovador sector agroalimentario holandés? Pues universalizarse. Además de trabajar en los problemas del día a día, piensan en términos casi apocalípticos. ¿Qué va a pasar cuando haya 10.000 millones de personas en el planeta? ¿Cómo se les va a alimentar? ¿Cómo se van a poder reducir las emisiones de CO2? ¿Cómo enfrentarse a las hambrunas? Bajo esas premisas, en la Universidad de Wageningen buscan la manera de seguir produciendo cada vez más en un terreno cada vez menor. A aprovechar los insectos. A desarrollar plantas que no necesiten enraizar en la tierra para crecer.
Y no solo eso, sino que colaboran con los países menos favorecidos para compartir sus secretos y que el día de mañana el planeta pueda alimentar a todos sus habitantes.
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Author | elEconomista |
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