Esdras-096 Esdras el diligente
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El libro de Esdras nos narra el regreso de 42000 judíos a Jerusalén para edificar templo a Jehová. Dios preparó a Esdras para ser el escriba y sacerdote que guiaría...
show moreEsdras 7:6 nos dice que “Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.”
Este subió a Jerusalén de Babilonia durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia. Nos dice también el versículo 11 que era escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel:, y Artajerjes, en su carta lo llama “escriba erudito en la ley del Dios del cielo” y “escriba de la ley del Dios del cielo”
Artajerjes, con sus consejeros, enviaron a Esdras para que enseñase la ley de Dios al pueblo que estaba en Judea, y le dio permiso a él y a los levitas en el templo para utilizar los fondos para el servicio y sacrificios en el templo.
Artajerjes escribió a Esdras: “Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás.”
El rey de Babilonia envió a Esdras para que enseñase la ley de Dios a los que allí habitaban, cosa que nos debería sorprender gratamente, ya que un rey pagano veía la importancia de que el pueblo de Dios conociera la obra y voluntad del Dios de los cielos. Una vez más, vemos que Dios puede mover el corazón del rey para hacer aquello que Dios ha planeado. Y vemos también que Esdras estaba preparado para enseñar porque el estudiaba las escrituras.
Esdras conocía a Dios, estudiaba Su Palabra y la compartía con aquellos que ya conocían a Dios y con los que todavía no lo conocían.
Es curioso que Esdras, cuando iba a subir a Jerusalén con los que lo acompañaban, no quiso pedir tropas al rey de Babilonia para que los protegieran por el camino. Y la razón que da se encuentra en el capítulo 8 versículo 22 “Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan.”
Esdras había dado testimonio al rey de que Dios estaba con aquellos que le buscaban y afligía a los que lo abandonaban. Así que le parecía feo pedir protección del rey. Dios sería el que los protegería, y al llegar bien a Jerusalem, darían testimonio de que estaban bien con Dios y de que Dios los había cuidado. Así que dice Esdras:
“publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes. Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.” (8:21,23).
Y unos versículos más tarde, Esdras da testimonio de cómo”la mano de Dios estuvo sobre ello, y los libró de mano del enemigo y del acechador en el camino.”
Cuando Esdras llegó a Jerusalén, entregó todos los tesoros, y utilizó parte del dinero para ofrecer holocaustos a Dios, como le había dicho el rey. Y cuando hubo hecho todo esto, los príncipes del pueblo vinieron a él para decirle que el pueblo y los sacerdotes y levitas no se habían separado de los pueblos de las tierras que habitaban en Judea. Cuando no pudieron continuar edificando el templo, se habían acomodado en la tierra. Se habían casado con los habitantes de la tierra, los cuales no servían a Dios, se habían hecho casas para sí mismos, y los príncipes y gobernadores habían sido los primeros en mezclarse con los enemigos de Dios. ¿Acaso habían olvidado por qué se habían ido en cautividad en primer lugar?
Dice Esdras que al oír esto rasgó sus vestidos, arrancó los pelos de su cabeza y su barba en humillación y pena, y estuvo sentado, angustiado en extremo, hasta la hora del sacrificio de la tarde. ¿Qué podía hacer él por el pueblo? Esdras hizo lo mejor que podía hacer, se levantó y extendió sus manos a Dios en oración, diciendo: Esdras 9:6-10
“Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo.
Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día.
Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre.
Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén.
Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos”
Esdras se lamentaba por lo que había hecho el pueblo. Cuando pararon de construir, se acomodaron, se juntaron con los que eran enemigos de Dios, y proveyeron para su propio bienestar. Habían desobedecido lo que los profetas habían enseñado de parte de Dios, y otra vez se habían liado con el pecado del pueblo que habitaba en la tierra. Después de haber recibido la misericordia de Dios, ¿cómo podían volver a tentarlo?
Vemos a Esdras orando por ellos, yendo a Dios en lugar del pueblo para pedir perdón. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para arreglar la relación con Dios. Y Dios lo escuchó, y el pueblo se arrepintió. Los hombres que habían pecado se comprometieron a arreglar la situación, y vemos que Dios restauró su comunión con ellos.
Gracias a un hombre fiel como Esdras, el pueblo fue librado del castigo que podría haber venido sobre ellos.
Roguemos a Dios que nos ayude a ser fieles como lo fue Esdras. Que estemos dispuestas y preparadas para compartir la Palabra de Dios y listas para arrepentirnos y cambiar cuando Dios nos muestre algún detalle que necesita cambio. Seamos diligentes y obedientes a su voz para poder ser una luz a is que quieren conocer a Dios y a los que le siguen.
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Author | David y Maribel |
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