Europa sí se come el brócoli
Sep 8, 2021 ·
4m 29s
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Este ha sido un verano raro para la agricultura española. Y no por lo que ha pasado aquí, sino por lo que ha pasado allí. Y por allí nos referimos...
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Este ha sido un verano raro para la agricultura española. Y no por lo que ha pasado aquí, sino por lo que ha pasado allí. Y por allí nos referimos al centro y al norte de Europa, destino de gran parte de los alimentos que produce el sector: han tenido meses con temperaturas más bajas de lo habitual.
Y como veníamos contando en anteriores episodios, este frío provoca un menor consumo de frutas de temporada como el melón y la sandía, que necesitan temperaturas altas para que la gente se las coma.
Pues en gran parte de Europa en muchos momentos ni siquiera han alcanzado los 20 grados de temperatura máxima. ¿Quién quiere una fruta refrescante con ese frío? Y claro, la campaña ha sido un desastre para los agricultores que se dedican al melón y la sandía. En algunos casos han llegado a vender a precios por debajo de costes.
Pero la gente no se queda sin comer. Si hay productos que se consumen menos... también hay otros que se consumen más. "Cuando el calor no acompaña, los europeos prefieren una ensalada o brócoli a la plancha en vez de sandía, cuyo consumo lo marca el clima", cuenta Antonio Moreno, responsabe de fruta de la asociación agraria UPA, en declaraciones a EFE.
Así, la demanda de lechuga, brócoli o coliflor, se ha disparado. Lo que se ha traducido en un importante aumento de los precios en origen de estas hortalizas, muy superiores a los registrados en los últimos años.
Vamos a centrarnos en la lechuga. Su precio no ha bajado de los 42 céntimos por 100 unidades en agosto. ¿Es mucho? ¿Es poco? Es el doble que el pasado verano. El precio más alto en años. Por compararlo, la sandía se ha veniddo a una media de 12 céntimos el kilo, casi la mitad que en 2020.
Murcia es el epicentro de la producción de lechuga en España, con un tercio de la superficie de producción. Los agricultores se han encontrado con una demanda inesperada.
Desde allí señalan otro elemento que ha sido fundamental para esta subida de los precios. No es solo que el mal tiempo en Europa haya incrementado la demanda. Es que las lluvias torrenciales, las tormentas y el granizo que han registrado en Suiza, Francia, Alemania o el norte de Europa han causado daños en las agriculturas locales. Se han perdido cosechas de verduras enteras. Que, en general, suelen ser producciones pequeñas, sobre todo si se comparan con la huerta española, pero que han impedido el autoabastecimiento en estos países.
¿Y ahora, qué? Pues no se sabe. Las empresas del sector no son capaces de prever durante cuánto tiempo se prolongará esta situación, o cómo de puntual será el fenómeno.
Mientras tanto, el sector aprovecha las circunstancias, no sé si es correcto decir para sacar pecho, pero al menos sí para reivindicar el papel de España como huerta de Europa. Como ya demostró en los meses más duros de la pandemia, han podido mantener sin rupturas el suministro de frutas y hortalizas a todo el continente.
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Y como veníamos contando en anteriores episodios, este frío provoca un menor consumo de frutas de temporada como el melón y la sandía, que necesitan temperaturas altas para que la gente se las coma.
Pues en gran parte de Europa en muchos momentos ni siquiera han alcanzado los 20 grados de temperatura máxima. ¿Quién quiere una fruta refrescante con ese frío? Y claro, la campaña ha sido un desastre para los agricultores que se dedican al melón y la sandía. En algunos casos han llegado a vender a precios por debajo de costes.
Pero la gente no se queda sin comer. Si hay productos que se consumen menos... también hay otros que se consumen más. "Cuando el calor no acompaña, los europeos prefieren una ensalada o brócoli a la plancha en vez de sandía, cuyo consumo lo marca el clima", cuenta Antonio Moreno, responsabe de fruta de la asociación agraria UPA, en declaraciones a EFE.
Así, la demanda de lechuga, brócoli o coliflor, se ha disparado. Lo que se ha traducido en un importante aumento de los precios en origen de estas hortalizas, muy superiores a los registrados en los últimos años.
Vamos a centrarnos en la lechuga. Su precio no ha bajado de los 42 céntimos por 100 unidades en agosto. ¿Es mucho? ¿Es poco? Es el doble que el pasado verano. El precio más alto en años. Por compararlo, la sandía se ha veniddo a una media de 12 céntimos el kilo, casi la mitad que en 2020.
Murcia es el epicentro de la producción de lechuga en España, con un tercio de la superficie de producción. Los agricultores se han encontrado con una demanda inesperada.
Desde allí señalan otro elemento que ha sido fundamental para esta subida de los precios. No es solo que el mal tiempo en Europa haya incrementado la demanda. Es que las lluvias torrenciales, las tormentas y el granizo que han registrado en Suiza, Francia, Alemania o el norte de Europa han causado daños en las agriculturas locales. Se han perdido cosechas de verduras enteras. Que, en general, suelen ser producciones pequeñas, sobre todo si se comparan con la huerta española, pero que han impedido el autoabastecimiento en estos países.
¿Y ahora, qué? Pues no se sabe. Las empresas del sector no son capaces de prever durante cuánto tiempo se prolongará esta situación, o cómo de puntual será el fenómeno.
Mientras tanto, el sector aprovecha las circunstancias, no sé si es correcto decir para sacar pecho, pero al menos sí para reivindicar el papel de España como huerta de Europa. Como ya demostró en los meses más duros de la pandemia, han podido mantener sin rupturas el suministro de frutas y hortalizas a todo el continente.
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Author | elEconomista |
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