Evangelio Del Día Jueves 4 de Agosto | Eres Piedra De La Iglesia | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 04 DE AGOSTO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XVIII Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II II Semana...
show moreLITURGIA - 04 DE AGOSTO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XVIII Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
II Semana del Salterio
Primera Lectura Jeremías 31, 31-34
Salmo 50
Evangelio Mateo 16, 13-23
“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
Esto es lo que nos enseña esta mujer, esta buena mujer: la valentía de llevar la propia historia de dolor delante de Dios, delante de Jesús; tocar la ternura de Dios, la ternura de Jesús. Hagamos, nosotros, la prueba de esta historia, de esta oración: cada uno que piense en la propia historia. Siempre hay cosas feas en una historia, siempre. Vamos donde Jesús, llamamos al corazón de Jesús y le decimos: “¡Señor, si Tú quieres, puedes sanarme!”. (Ángelus 16 de agosto de 2020)
Reflexión del Evangelio de hoy (Fray Salustiano Mateos Gómara O.P.)
Tiempos duros para purificar la fe
Mantenernos siempre fieles a Dios debe ser uno de nuestros objetivos importantes en la vida. Hay momentos donde todo resulta más fácil. Son esos momentos en que todo favorece y creer en Dios se ve apoyado externamente por muchos factores. Cuando los tiempos son hostiles y nos rodea la indiferencia, mantenernos fieles a nuestra fe y, vivirla con alegría, resulta más duro.
La historia del pueblo de Israel nos facilita comprender mejor los momentos en que no es fácil vivir nuestro cristianismo con autenticidad.
Son los momentos donde nos corresponde purificar nuestra fe, fortalecerla. Jeremías que experimentó la desolación de Jerusalén tiene un mensaje interesante para nosotros.
Jeremías anima al pueblo a vivir desde la fidelidad
Este profeta vivió seiscientos años antes de Cristo. No fueron los mejores momentos. Al contrario, resultaron tiempos recios donde el pueblo experimentó la humillación, el desprecio; todo lo que conlleva vivir desterrados.
¿Cómo queda uno tras esas experiencias? Desanimado. Por eso, Jeremías anima al pueblo a no olvidar a Dios, pese a todo lo vivido. Y les trasmite la Nueva alianza con su Dios. Se trata de vivir, un nuevo encuentro con Yahvé, donde Él será su Dios y ellos serán su pueblo.
El profeta llama al pueblo a vivir esa nueva alianza que Dios ofrece a sus fieles. Lo importante no estará en ritos externos ya que Dios mismo, formula una alianza “nueva”. Lo hará poniendo la Ley en el corazón de sus fieles, a fin de que vivan una Nueva Alianza. Todos ellos me conocerán del más chico al más grande cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.
La verdadera religión está en el corazón, desde donde se ha de conocer mejor a ese Padre que nunca nos abandona.
Ese es Dios. ¿No merece la pena mantenernos siempre fieles a Él pese a todos los contratiempos?
El P. Lucien Deiss, religioso francés, misionero y exegeta, reflejó en una hermosa melodía este mensaje de Jeremías al que añadió una oración. Seguramente que todos la conocemos y podemos proclamarla: “Danos, Señor, un corazón nuevo; derrama en nosotros un espíritu nuevo”. A lo que Dios responde: “Yo pondré mi ley en el fondo de su ser y la escribiré en su corazón…Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.
¿Quién dice la gente que soy yo?
Es esta una pregunta que resuena a lo largo de la historia y se ha escuchado en todos los rincones del mundo. También hoy sigue llegando hasta nosotros. Los apóstoles respondieron con algo significativo: “Juan Bautista, Elías, Jeremías o uno de los profetas”. Es decir, una persona en la línea de los grandes profetas. Ellos trasmiten lo que oyen entre las personas con las que se encuentran.
Quizá olvidaron las respuestas negativas de la clase alta que decían de Jesús cosas “muy fuertes”, al acusarlo de borracho y “amigo de publicanos y pecadores” (Mt. 11, 19) con los que no tiene inconveniente compartir banquetes.
“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo”?
¿Por qué esta pregunta?
Jesús tiene una identidad clara y es muy consciente de ello. Sus seguidores no son del todo conscientes de quién es Él. Han de ir descubriéndolo paulatinamente, por eso la pregunta ofrece la ocasión de definirse ante Él y manifestar así dónde se sitúan ante esta persona que los ha llamado como apóstoles, “enviados”. Es la forma de avanzar en su conocimiento.
La pregunta debió desconcertarlos. No resulta fácil responderla y menos cuando todavía no lo tienen claro. De alguna forma se sentirían paralizados. Dentro de cada uno todavía habría dudas y una especie de desconcierto al observar sus palabras y su comportamiento. Pedro, siempre tan espontáneo, rompió el silencio: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo» (Mt 16, 16). Pedro, como el resto de los apóstoles, intuía que Jesús no era un profeta más. Él había percibido o descubierto que Jesús no era una persona común o corriente. Por eso respondió con sinceridad con esa confesión de fe.
La respuesta de Pedro se vio complementada con las palabras de Jesús: «Bienaventurado tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre sino mi Padre Celestial. Por eso te digo que tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia…y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella» (Mt 16, 17-18).
Y ahí queda Pedro confirmado como líder de ese grupo que tras la muerte de Jesús y la venida del Espíritu Santo se convertirá en Iglesia. Una palabra griega que se usaba en las asambleas democráticas y que ha pasado a significar el grupo que sigue a Jesús y que quiere hacerlo presente en todos los tiempos. Con sus luces y sus sombras, el objetivo ha permanecido siempre vivo.
El relato se corta ahí. Lo que viene a continuación nos sitúa en otro escenario.
Conocer a Jesús para amarlo y seguirlo de verdad, no es algo que se adquiera de una vez para siempre. Es un proceso que exige fidelidad, oración, coherencia y esfuerzo para que todo se vaya afianzando en nosotros y así nunca sustituyamos a Jesús por esos “diosecillos” que nos presenta la sociedad. Tener presente ese proceso debe animarnos. Siempre podemos seguir avanzando confianza en su ayuda. Todos sabemos que no es fácil. A Pedro, a pesar de esa respuesta tan clara, podemos decir que le quedaba mucho trecho por andar y ahondar en el conocimiento de Jesús. Vendrían situaciones donde su conducta no dejaría claro quién era Jesús para él, si escuchamos sus denuestos en el juicio contra Jesús. Hubo hasta lágrimas al caer en la cuenta de que el miedo le había llevado a la traición. Tras ello siguió su proceso de maduración de la fe Todo ello le sirvió para levantarse y fiado en la gracia de Jesús, proclamó con entusiasmo a ese Jesús hasta dar la vida por Él.
Coda final
Ante todo lo que estamos viviendo, plantéate cómo es tu fe. Qué fuerza tiene en tus decisiones. Cómo la cultivas para seguir con ilusión ese proceso que te acerca más y más a Jesús.
LECTURA DEL DÍA
Lectura del profeta Jeremías
Jer 31, 31-34
"Se acerca el tiempo, dice el Señor,
en que haré con la casa de Israel
y la casa de Judá una alianza nueva.
No será como la alianza que hice con los padres de ustedes,
cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto.
Ellos rompieron mi alianza
y yo tuve que hacer un escarmiento con ellos.
Ésta será la alianza nueva
que voy a hacer con la casa de Israel:
Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente
y voy a grabarla en sus corazones.
Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano,
diciéndole: 'Conoce al Señor',
porque todos me van a conocer,
desde el más pequeño hasta el mayor de todos,
cuando yo les perdone sus culpas
y olvide para siempre sus pecados".
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 16, 13-23
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".
Luego les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: "No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti". Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!"
Oración
Señor, acepto el regalo de tu Alianza de amor para conmigo, que aunque los montes cambiaran de lugar, ésta no se apartará de mí. Te pido la fuerza y gracia de tu Espíritu Santo para ser cada vez más longánimo y corresponder a ese pacto de amor eterno.
Acción
Hoy mantendré una actitud alegre y respetuosa para con los que me rodean, pensando en lo maravilloso del amor alegre y dulce de Dios.
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