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Un versículo de la Biblia junto con una meditación y una aplicación.
21 NOV 2024 · «Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; Y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, Sino que te predicaron vanas profecías y extravíos.» (Lamentaciones 2:14)
La triste situación del juicio contra Jerusalén en parte tenía que ver con los falsos profetas. Dieron al pueblo una falsa esperanza, haciéndoles pensar que estaban bien con su Dios y que jamás podría ocurrir nada malo. Después de todo, decían, Dios no iba a dejar que su templo cayera en manos de los gentiles. Paz y prosperidad predicaban al pueblo y el pueblo escogió ese mensaje por encima de la verdad que predicaban los verdaderos profetas como Jeremías y Ezequiel. Estas falsas visiones se describen aquí como vanidad y locura. Al final del versículo repite el pensamiento y describe las profecías como vanas e incluso extravíos. Los profetas estaban engañando al pueblo con palabras vacías que agradaban, pero tendrían que haber predicado la verdad para que el pueblo se arrepintiera y encontrara misericordia de Dios. El profeta debería haber actuado como un médico que avisa de enfermedad para que se pueda tratar, en vez de ocultarla y engañar al paciente supuestamente por “compasión” para que el paciente no sufra. La Biblia es nuestro profeta y si la leemos bien, nos habla claramente de la verdad, descubriendo el pecado y señalando el camino correcto. En su misericordia, Dios nos ha hablado toda la verdad que necesitamos escuchar.
Escuchemos con atención lo que Dios tiene para nosotros hoy en la Palabra. Su mensaje no es vanidad ni extravíos. (David Bell)
20 NOV 2024 · «Porque vino destruidor contra ella, contra Babilonia, y sus valientes fueron apresados; el arco de ellos fue quebrado; porque Jehová, Dios de retribuciones, dará la paga.» (Jeremías 51:56)
El último mensaje profético del libro de Jeremías es para Babilonia, la espada que Dios usó para juzgar a su pueblo. Jeremías profetizó que Dios también les juzgaría por sus propios pecados, y los destruidores también serían destruidos. La explicación es simple: Dios es un Dios de retribuciones. No puede ignorar u olvidarse de dar la paga que merece cada uno. Dios es perfecta justicia y jamás puede violar esta justicia. No habrá ningún pecado humano que se ignore o que se escape del castigo justo. En un principio, esta visión de un Dios omnisciente e implacable es aterradora para pecadores como nosotros. Si, como leemos en el Nuevo Testamento, que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23), no habrá escapatoria: todos estamos y estaremos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Pero allí entra el mensaje glorioso del evangelio. El perfecto Hijo de Dios sufrió la retribución de nuestros pecados por nosotros. Dios dio la paga que merecíamos, pero la dio a Cristo en vez de a nosotros. Y así nosotros recibimos el derecho de ser contados por hijos de Dios. Pero para cada uno que rechaza el sacrificio de Cristo en la cruz, no queda otra esperanza que la justa ira de Dios contra todos sus pecados.
El evangelio trae gran gozo al corazón del pecador rescatado por la pura gracia de Dios. Pero también debe motivarnos a compartir este mensaje con los que todavía viven bajo la terrible retribución que les espera. (David Bell)
19 NOV 2024 · «Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová, y maldito el que detuviere de la sangre su espada.» (Jeremías 48:10)
En esta sección del libro, Dios envía al profeta mensajes de juicio contra las naciones vecinas de Israel. Ellos habían sido testigos de la ira de Dios contra su pueblo, y fácilmente podrían pensar que eran superiores, ya que ellos no estaban experimentando el juicio que había caído sobre Jerusalén. Cuando Dios pronuncia el juicio sobre Moab, añade esta frase curiosa: una maldición sobre la persona que no se aplica de todo corazón en llevar acabo la obra de Dios. Este lenguaje nos recuerda la historia de Saúl y los amalecitas (1 Samuel 15). En vez de ejecutar la justa sentencia de Dios sobre ellos, Saúl decidió salvar los animales y al rey. La maldición que le cayó por su desobediencia era la rotura del reino y el final de su dinastía. Pero este texto también me recuerda del Mesías que vino para hacer perfectamente la voluntad de Dios (Salmo 40:8). Especialmente me recuerda de aquel día en el templo cuando Jesús limpió el templo de todos los que se estaban aprovechando de la religión para hacer negocio. Los discípulos lo reconocieron como el celo de la casa de Dios (Juan 2:17 y Salmo 69:9). Pero realmente Jesús el ejemplo perfecto de hacer diligentemente la voluntad de Dios, lo opuesto de hacer indolentemente la obra de Jehová.
Apliquémonos diligentemente en todo lo que es la voluntad de Dios para nosotros hoy, haciendo de todo corazón lo que nos ha llamado a hacer, vivir el mensaje del evangelio ante un mundo perdido. (David Bell)
18 NOV 2024 · «¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres.» (Jeremías 45:5)
Baruc, el secretario del profeta Jeremías, cayó en un error muy sutil. Mientras asistía al profeta de Dios con el ministerio de la Palabra, empezó a imaginar para sí lo que el texto describe como grandezas. No sabemos exactamente a qué se refiere, pero Dios intervino un día con un mensaje para el asistente del profeta, un mensaje corto pero contundente. ¡No las busques! El peligro de las grandezas que buscaba Baruc está en el conflicto con la voluntad de Dios. Somos capaces de hacer planes y tener sueños que no son compatibles con la voluntad de Dios. Nos podemos poner en un lugar de tensión y abrirnos a la frustración y amargura cuando vemos que Dios no está actuando según nuestros planes, según lo que desde nuestro punto de vista sería la mejor manera de obrar en una determinada circunstancia. Es precisamente por eso que Cristo nos enseñó a incluir en la oración una petición por la voluntad de Dios. Así nos obliga a recordar que en vez de buscar para nosotros grandezas, debemos buscar la voluntad de Dios. Y lo mejor de todo es que la voluntad de Dios es realmente mejor que todas las grandezas que podríamos haber buscado.
En oración esta mañana, pidamos seriamente por la voluntad de Dios. Dejemos que Dios haga las cosas grandes que le glorificarán y que nos use en estos asuntos según su voluntad. (David Bell)
16 NOV 2024 · «Porque ciertamente te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza en mí, dice Jehová.» (Jeremías 39:18)
El profeta Jeremías no era muy popular en Jerusalén. Advertía a los moradores de la ciudad que la única forma de preservar sus vidas era entregarse a los ejércitos de Nabucodonosor. Los príncipes en Jerusalén llegaron a echar a Jeremías en una cisterna para callarle. Solo y sin comida en el lodo y la oscuridad, Jeremías creía que estaba a punto de morir. Pero gracias a la intercesión ante el rey de un etíope, siervo del rey (38:7), Jeremías no murió, y cuando la ciudad por fin cayó en manos de los babilonios, tal como Jeremías había profetizado, Dios prometió librar a aquel etíope de la muerte. Ahora, es importante notar que Dios no prometió salvar la vida del etíope para compensarle por el favor hecho al profeta. Más bien, Dios dice sencillamente que le entrega su vida por botín —el premio de los soldados victoriosos después de la batalla— porque había confiado en Dios. Esta promesa profética al etíope, siervo del rey, me recuerda otra promesa a otro etíope, funcionario de la reina. Felipe le predicó el mensaje del evangelio en el desierto y aquel etíope también puso su confianza en Dios. En ese momento, él también recibió la promesa de tener su vida como botín, pero no su vida física que sólo duraría unos años, sino una vida eterna en la presencia de su Señor.
Todos nosotros que hemos confiado en Dios para nuestra salvación sabemos que cuando acabe todas las batallas de esta vida, el Señor nos librará y nos dará la vida eterna como nuestro botín, no porque la merezcamos sino porque tuvimos confianza en Él. (David Bell)
15 NOV 2024 · «También mandó el rey a Jerameel hijo de Hamelec, a Seraías hijo de Azriel y a Selemías hijo de Abdeel, para que prendiesen a Baruc el escribiente y al profeta Jeremías; pero Jehová los escondió» (Jeremías 36:26)
En el cuarto año del rey Joacim, un año clave en el libro de Jeremías (25:1; 36:1; 45:1), Dios pidió a Jeremías que escribiera una serie de profecías en un rollo de libro. El año siguiente cuando se proclamó un ayuno y todo el pueblo subió a Jerusalén, Jeremías mandó a Baruc, su escriba, a leer estas profecías ante el pueblo, ya que él no era bienvenido en el templo debido a sus sermones anteriores. Un tal Micaías escuchó el mensaje que leyó Baruc y lo comentó con los príncipes del templo, los cuales invitaron a Baruc a leer el rollo otra vez para ellos. Cuando escucharon el mensaje, decidieron que el rey también debería escucharlo. Pero conociendo el carácter del rey, dieron primero un consejo a Baruc: “Ve y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis” (36:19). Efectivamente, el rey no reaccionó bien ante la Palabra de Dios. Ignorando los ruegos de sus siervos, el rey cortó el rollo en tiras y las echó al fuego. Acto seguido, mandó a sus siervos a prender a Baruc y a Jeremías. Pero no los pudieron encontrar porque Dios los había escondido. Dios sabe proteger a los suyos, tal como había prometido: “No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová” (1:8).
Podemos confiar en las promesas de Dios tal como lo hizo el apóstol Pablo: “Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial” (2 Timoteo 4:18a).
14 NOV 2024 · «¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti;» (Jeremías 32:17)
El pobre Jeremías estaba encerrado en la cárcel injustamente por haber predicado la verdad cuando lo visitó su primo. Podría haber sido una visita de compasión, pero era una visita de negocios. El primo del profeta vino para pedir que Jeremías redimiera una heredad. Esta práctica establecida en la ley permitía que un familiar ayudara a otro miembro de la familia al comprar los derechos de labrar un campo durante unos años. Pero en este caso, ¿cuándo iba a poder labrar ese campo Jeremías? Había predicado claramente que la nación no se iba a escapar de la mano de sus enemigos y que el pueblo terminaría cautivo en Babilonia. No obstante, Dios le había dicho que lo redimiera y Jeremías obedeció. Dios tenía su propósito en aquella transacción, pero no se lo dijo claramente a Jeremías y tampoco lo ha revelado a nosotros. Lo que sí vemos es un ejemplo de fe y obediencia en la vida de Jeremías. Lo primero que hace el profeta es orar al Señor, alabando su gran poder. No hay nada que sea difícil para Dios. Hay veces que no entendemos la voluntad de Dios revelada en su Palabra. Nos puede parecer incluso imposible que haya algo de provecho de esa situación. Pero Dios nos ha dado el ejemplo de la fe de Jeremías para que lo sigamos.
Armados de fe y alabanza, seamos obedientes a la voluntad de Dios revelada en su Palabra. (David Bell)
13 NOV 2024 · «En lo que a mí toca, he aquí estoy en vuestras manos; haced de mí como mejor y más recto os parezca.» (Jeremías 26:14)
Es impresionante ver la paz y la confianza del profeta Jeremías en medio de las dificultades. Fue enviado por Dios para denunciar el pecado de su pueblo. El clima espiritual era sumamente difícil. Los profetas falsos estaban anunciando paz y prosperidad mientras Dios hablaba de juicio y castigo. Tras anunciar el mensaje de Dios, el profeta fue detenido por los sacerdotes y los profetas falsos. Declararon su intención en la siguiente frase: De cierto morirás (8). Jeremías no tenía a nadie en estos momentos que lo protegiera y todo parecía indicar que su vida se había acabado. Pero llama la atención la paz con que Jeremías les contesta. Anima al pueblo a escuchar el mensaje de Dios y arrepentirse (13). En vez de pedir por su propia vida, les vuelve a predicar de su necesidad de volver a Dios de todo corazón. Estoy seguro que Jeremías en este momento imaginaba que estaba predicando su último sermón, pero ocurrió un milagro. “Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de Jehová nuestro Dios nos ha hablado” (16). Dios usó a algunos de los príncipes y el pueblo para frenar la rebeldía y la violencia de los sacerdotes y de los profetas falso. En especial leemos de Ahicam que protegió al profeta para que no lo mataran (24).
En cualquier dificultad que experimentamos, debemos tener la misma paz y confianza que vemos en Jeremías aquí. Aunque no sepamos cómo obrará Dios, si estamos haciendo lo correcto no debemos temer lo que nos pueda hacer el hombre. (David Bell)
12 NOV 2024 · «En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.» (Jeremías 23:6).
Jeremías nos da una profecía preciosa de Mesías bajo la figura del renuevo justo de David (23:5). El profeta estaba viviendo en los días más negros de la dinastía davídica, bajo reyes impíos como Joaquín o Sedequías, reyes que no tenían nada que ver con su piadoso ancestro David. A pesar del juicio inminente que venía contra los reyes de Judá, Dios todavía mantiene una promesa sobre un Renuevo que brotaría del tronco cortado, el Mesías. Le describe como un renuevo justo, pero luego nos dice que su nombre será Jehová, justicia nuestra. En primer lugar es importante notar que el Mesías es llamado Jehová, señalando su naturaleza divina. Pero en segundo lugar, debemos fijarnos en el hecho de que es justicia nuestra. No sólo es justo el Renuevo de David, sino que es la fuente de justicia para nosotros. Cristo cumple esta profecía a la perfección. Es el justo Renuevo de la familia de David que vino para salvar a un pueblo y darles una justicia que jamás podríamos haber merecido por nuestra cuenta. Como dice Filipenses 3:9: «y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe».
Si hemos conocido a Cristo por medio de la fe, Él es nuestra justicia. Andemos hoy en esta justicia para así glorificar a nuestro Salvador. (David Bell)
11 NOV 2024 · «Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.» (Jeremías 20:11).
El profeta Jeremías no lo tenía fácil. Dios lo llamó a anunciar el mensaje divino a una generación rebelde y antagonista. Conspiraron contra él en más de una ocasión. Sufrió físicamente la ira de la rebeldía de su pueblo contra Dios. No obstante, jamás se rindió. Tenía momentos en que se quejaba a Dios de su situación, pero vemos que su confianza interrumpe su queja y brilla como el sol que disipa las nubes de la tempestad. El fundamento de la confianza del profeta era la presencia de su Dios con él como poderoso gigante. Esa es la misma confianza que le permitía al joven David a enfrentarse al gigante Goliat. Sabía que el Gigante que estaba con él era más grande que el gigante que tenía delante. Y sinceramente tiene que ser nuestra actitud también. En vez de mirar la situación que tenemos delante, debemos mirar al que está a nuestro lado y confiar en Él. Como dice el apóstol Pablo a los romanos: «¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?» (8:31) Los demás tropezarán y no prevalecerán, pero Dios prevalecerá y cumplirá su obra en nosotros para su gloria y para nuestro bien.
Pidamos hoy que el Espíritu de Dios abra nuestros ojos para contemplar al poderoso gigante que está con nosotros para que sigamos confiando en Él. (David Bell)
Un versículo de la Biblia junto con una meditación y una aplicación.
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