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Un versículo de la Biblia junto con una meditación y una aplicación.
Meditando en la Palabra
Meditando en la Palabra
28 SEP 2024 · «¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos.» (Oseas 14:9)
Encontramos una gran verdad en este versículo: los caminos de Jehová son rectos. No es un punto de vista o una opinión sino una declaración categórica, sin excepciones. Sencillamente es así. No hay equivocación en la voluntad de Dios. Por eso, Dios introduce esta declaración con una invitación a los sabios y prudentes. Les invita a reconocer esta verdad y andar en sus caminos, en comunión íntima con Él. Ahora bien, cuando los justos confían y andan por los caminos de Dios, encuentran que efectivamente es lo mejor que hay. No obstante los rebeldes, si intentan andar por estos caminos, tropiezan y caen. Les parece un camino duro y sin sentido. No nos debe sorprender que el mundo no entienda los caminos de Dios. El que no conoce a Dios no puede encontrar paz en sus caminos. Pero lo triste es que a veces nos dejamos llevar por las opiniones del mundo. Empezamos a creer que los caminos de Dios son demasiado difíciles o que hay otros caminos que son mejores. Dios por el profeta Oseas nos está llamando a experimentar la comunión íntima con Él andando en sus caminos perfectos.
No dudemos de los caminos de Dios. Seamos sabios, andando en comunión con nuestro Dios hoy y así seremos un testimonio para todos los que nos rodean. (David Bell)
27 SEP 2024 · «Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí.» (Oseas 6:7)
Por medio del profeta Oseas, Dios habla del pecado de su pueblo. En este texto compara el pecado de Israel con el primer pecado en Edén. Lo que llama la atención es que describe el primer pecado en términos de un pacto roto. Muchas veces pensamos en el pecado de Adán como un acto de desobediencia aislado, pero Dios lo ve como una violación de un acuerdo. Dios hizo a Adán y a Eva en un estado perfecto para que pudieran gozar de una relación con Él. La única condición para disfrutar de esta relación eternamente era obedecer a Dios. Pero Génesis nos narra la triste historia de como los primeros seres humanos dieron la espalda al pacto de Dios y escogieron seguir su propio camino. Aquí en Oseas, vemos que el pueblo de Dios había seguido el ejemplo de Adán, traspasando un segundo pacto, el pacto de Sinaí. Ellos también habían violado el pacto que Dios les ofreció. Como dice el texto, habían prevaricado. La idea de la palabra en hebreo conlleva el pensamiento de intentar esconder o cubrir su pecado, como para engañar a Dios. No funcionó para Adán y Eva; tampoco funcionó para Israel; y por supuesto jamás funcionará para nosotros tampoco. Todo esta descripción del pecado viene en el contexto de la invitación al arrepentimiento en el versículo uno de este capítulo.
Dios nos sigue invitando a que encontremos en Él perdón de pecados y limpieza. Incluyamos en nuestras oraciones diarias el arrepentimiento y la confesión de nuestros pecados. (David Bell)
26 SEP 2024 · «Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel.» (Amós 4:12)
Aquí el profeta Amós avisa al pueblo que se prepare para un encuentro con su Dios. Quizás estamos acostumbrados a escuchar estas palabras y pensar en algo bueno. Después de todo, así hablaba el apóstol Pablo durante su primer encarcelamiento, diciendo que deseaba «partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor» [que seguir viviendo en este mundo]. (1:23). Pablo estaba deseando partir hacia aquel encuentro con Cristo. Pero la situación que anunciaba Amós era completamente diferente. El pecado del pueblo había subido ante Dios y Dios ya no lo podía aguantar más. Dios estaba a punto de juzgar a “su pueblo” y el resultado sería un encuentro temeroso de juicio. Ahora bien, todos vamos camino a un encuentro con Dios después de esta pasajera vida terrenal. La pregunta es ¿qué tipo de encuentro nos espera? ¿Seremos abrazados por un Padre celestial como sus hijos vueltos a casa o seremos juzgados como rebeldes ante un juez? Sin Cristo, lo único que nos espera es «una horrenda expectación de juicio» (Hebreos 10:27), pero Cristo es el único que nos puede transformar y preparar para este encuentro para que cuando diga «Ciertamente vengo en breve.» podamos responder «Amén; sí, ven, Señor Jesús.» (Apocalipsis 22:20b).
El tipo de encuentro que nos espera debe cambiar la forma en que vivimos este día. (David Bell)
25 SEP 2024 · «Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo» (Joel 2:13).
El pequeño libro profético de Joel anuncia el juicio venidero del día del Señor sobre los pecados de la nación de Israel. Usando lenguaje que hace eco de la descripción de Dios que encontramos en Éxodo 34:6, el profeta invita al pueblo a volver a Dios. Describe a Dios como misericordioso y clemente. Dios en su misericordia no nos da lo que merecemos y en su gracia (aquí traducido como clemente), nos da lo que jamás podríamos haber merecido. Luego nos recuerda que Dios es tardo para la ira, o sea, no se enfada repentinamente ni actúa precipitadamente. Es a la vez grande en misericordia, la amorosa fidelidad que vemos ilustrada en el libro de Rut. Finalmente nos dice que se duele del castigo. En otras palabras, en vez de regocijarse en el castigo, Dios siente el peso del castigo. Lo curioso es que todos queremos un Dios así cuando se trata de nuestros pecados, pero somos capaces de no querer un Dios así cuando se trata de los pecados de los demás. Podemos regocijarnos en la misericordia y gracia de Dios que hemos experimentado, pero no ver la gran necesidad de otros de experimentar esa misma compasión y amor de Dios.
Busquemos tener el mismo corazón de Dios con los que nos rodean hoy. Seamos un reflejo de la gloriosa luz de nuestro Dios para los que tanto lo necesitan. (David Bell)
24 SEP 2024 · «Mas en el monte de Sion habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones.» (Abdías 17)
El pequeño libro de Abdías denuncia el pecado de Moab, los descendientes de Esaú, contra sus hermanos judíos. Cuando Dios castigó a su pueblo, los moabitas se regocijaron e incluso se aprovecharon de la situación para enriquecerse y matar a los judíos que huían de la destrucción. Al ver el juicio de Dios contra los judíos, los Moabitas tendrían que haberse arrepentido de sus propios pecados. Pero Dios les advierte que un día restaurará al remanente de su pueblo. Los salvará y serán santos y Dios les volverá a dar su herencia. Esta profecía un día se cumplirá con el pueblo de Dios pero también es una imagen de lo que Dios está haciendo en nosotros ahora. Cuando pusimos nuestra fe en lo que hizo Cristo por nosotros en la cruz, Dios nos salvó y comenzó a transformarnos en la misma imagen de su santidad por medio de su Espíritu que hizo morar en nosotros. Al igual que los descendientes de Jacob, somos ahora un remanente salvo y santo. Y un día recibiremos nuestra posesión, nuestra herencia. Cuando estemos en su presencia, Dios terminará su obra en nosotros y seremos como nos creó para ser desde el principio y tendremos la mayor posesión posible, una relación perfecta con nuestro Creador.
Vivamos hoy como un remanente salvo y santo en medio de una generación perdida en el pecado para que Dios siga añadiendo a su remanente. Y un día recibiremos nuestra recompensa en su presencia. (David Bell)
23 SEP 2024 · "Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos." (Juan 21:15)
Después de que Pedro había negado a su Señor tres veces, Jesús le vino al encuentro con tres oportunidades para que Pedro reafirmara su amor y devoción. Este intercambio entre Jesús y Pedro revela algo muy interesante para nosotros. Es básicamente una condición: si me amas, muéstralo por medio del servicio. Esta conexión es vital. El amor siempre debe mostrarse en servicio. Si uno dice que ama a Dios pero no tiene ningún deseo de ser usado por Dios, de entregar su vida para la voluntad de Dios, debemos sospechar que realmente no ama. Así que, podemos decir que el amor se confirma o se demuestra por medio del servicio, pero la realidad es que el amor es también la verdadera motivación detrás del servicio.
¿Qué quiere hacer Dios hoy con tu vida? Oremos hoy como nos enseñó: "Hágase tu voluntad." (db)
21 SEP 2024 · «Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César.» (Juan 19:15)
Esta escena en el juicio de Jesús ante Pilato revela el corazón malvado de los líderes que habían entregado a Jesús y ahora pedían su crucifixión. Pilato les pregunta si quieren que crucifique a su rey, ya que ellos le acusaban de ser el rey de los judíos. Es sorprendente escuchar la contestación de estos principales sacerdotes. Afirman que no tenían otro rey que César. Recuerda que menos de una semana antes, algunos de estos líderes habían preguntado a Jesús si era necesario pagar los impuestos a Cesar o no. Se notaba en su pregunta que no tenían ninguna afección por el emperador romano y sólo estaban intentando tender una trampa para sorprender a Jesús. No obstante ahora proclaman ante Pilato que no tienen más rey que César. Lo que les interesaba de verdad era tener un rey que les diera lo que realmente deseaban. Querían un rey que pudiera crucificar a Jesús para quitarlo de en medio. Nosotros también podemos caer en esta misma trampa. Es natural querer un rey que hará todo lo que pedimos y deseamos, pero Dios nos ofrece algo mucho mejor: un Rey que está obrando en todo momento para nuestro bien final y para su gloria. No nos da todo lo que queremos sino todo lo que verdaderamente necesitamos.
No necesitamos más Rey que nuestro amante Dios. Confiemos en Él y su sabia provisión para el día de hoy. (David Bell)
20 SEP 2024 · «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.» (Juan 16:33)
Jesús nos advirtió que en este mundo tendremos aflicción. Es inevitable porque todo está bajo la maldición del pecado. A veces esta aflicción proviene de la maldad de otros pecadores que nos odian, pero otras muchas veces esta aflicción es sencillamente una consecuencia del pecado que entró en el mundo por Adán. En cuanto a la maldad que experimentamos a mano de otros pecadores, tenemos que confiar que Dios nos ayudará y que un día los juzgará, pero la maldad o aflicción, como Jesús lo llama aquí, es un poco diferente. En vez de causarnos afán y malestar, esta maldad puede y debe llevarnos a confiar más en nuestro Salvador que vino precisamente para deshacer la maldad en todas sus manifestaciones. Como dijo Cristo, Él vino para vencer al mundo. Cuando aprendemos a confiar en Él, encontramos la paz que nos prometió aquí. En su victoria, nosotros podemos encontrar victoria. Pero esta victoria no nos libra de la aflicción de este mundo; más bien la victoria que Cristo promete aquí es llenarnos de paz en medio de la aflicción. Esta es la luz del seguidor de Cristo que llama la atención a los que viven en tinieblas para dirigir su atención hacia nuestro Padre celestial para que otros le glorifiquen como merece (Mateo 5:21).
Que dejemos que la luz de su paz brille en nuestras vidas hoy en medio de la aflicción de este mundo para que Dios sea exaltado por nuestro testimonio. (David Bell)
19 SEP 2024 · «Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.» (Juan 12:43)
El contexto de este versículo es fascinante. Proviene del relato de la última semana del ministerio de Jesús en Jerusalén. Jesús está en el centro de la atención. Las multitudes estaban fascinadas con su enseñanza y los milagros que hacía, pero casi todos los líderes de los judíos estaba abiertamente buscando una forma de deshacerse de Él. Por lo tanto no es sorprendente cuando leemos en el versículo 42 que muchos creían en Él, «aún de los gobernantes» pero no lo confesaban públicamente por miedo de ser expulsados de la sinagoga. Estaban cerca, muy cerca; no obstante estaban todavía lejos de Dios porque, como dice el texto, amaban más la gloria de los hombres. La palabra gloria, en el lenguaje original del Nuevo Testamento, está relacionada con la opinión. Las multitudes de Jerusalén no estaban dispuestos a identificarse con Jesús porque estaban demasiado preocupados por el «quedirán». Ahora bien, es natural dar importancia a nuestra reputación con los demás. Pero como lo explica el texto, el problema viene cuando damos más importancia a lo que opinan los que nos rodean que damos a lo que opina nuestro Dios.
¿Qué buscamos nosotros? ¿Queremos la aprobación del hombre más que la de Dios? En vez de intentar complacer a los demás, busquemos hoy agradar a Dios con nuestras vidas, obedeciendo la voz de su Espíritu que mora en nosotros. (David Bell)
18 SEP 2024 · «Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.» (Juan 11:48)
Me intriga este versículo. Encontramos aquí la explicación que dieron los lideres religiosos de los judíos para justificar su complot de matar a un hombre inocente. Según lo que expusieron aquí ante el concilio de los principales sacerdotes y los fariseos, temían que si la gente creyera en Jesús, sería una ofensa al imperio romano y llevaría a la destrucción del templo y de la nación. Digo que es curioso porque es exactamente lo que ocurrió. Aproximadamente 37 años más tarde, los ejércitos Romanos rodearon Jerusalén, tal como Jesús profetizó en su sermón desde el Monte de los Olivos, y todo terminó con el templo en llamas y el fin de la nación judía. Pero los Romanos no destruyeron la ciudad porque la gente había creído en Jesús, como temía el concilio. Todo lo contrario. Los romanos atacaron Jerusalén porque los lideres de los judíos se rebelaron contra Roma; en contra de la enseñanza explícita de Jesús, decidieron no dar a César lo que era de César. La destrucción de los romanos vino porque los líderes rehusaron creer en Jesús y obedecer sus enseñanzas.
Muchas veces las excusas que ponemos para pecar sólo engañan a nosotros mismos. Cualquier observador desde el exterior puede ver la mentira. Hacemos bien en siempre intentar huir del pecado y dejar todas las excusas detrás. (David Bell)
Un versículo de la Biblia junto con una meditación y una aplicación.
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